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Pedazo de Atmósfera

Las tandas larguísimas en la TV abierta, castigo para el público y publicidad que nadie mira

18/06/2024

Entre las penurias que los televidentes aguantan con la baja calidad de la programación se suma desde hace demasiado tiempo la imposición de un corte por hora de hasta 25 minutos

El televidente argentino de la TV abierta, además del bajo nivel de los programas en general, la caída estrepitosa de las producciones de ficción, y la saturación de mediocres y chabacanos magazines y panelistas, debe soportar en el horario central interminables tandas de excesiva y molesta duración.

Esta ya consolidada práctica de agrupar todos los avisos en un solo bloque sobre todo durante el primetime, o sea la franja nocturna de mayor audiencia, aunque ya sucede en todos los horarios, hace que el espectador deba soportar cortes interminables de hasta 25’, e inclusive 30 minutos en algunos casos.

Aburridos con la tanda maratónica
Generada por Microsoft Designer (AI)

Es sin duda una estrategia rentable para los canales -y no está mal que busquen generar rentabilidad y lucro-, porque así maximizan la venta de la pauta publicitaria. Sobre todo después de que el gobierno cancelara la históricamente abultada publicidad estatal, que operaba como modo de subsidio a los medios (y de factor de presión), aunque hay versiones de que tal cancelación no ha sido total y pareja para todos.

Igualmente, no es ésa la única ni principal causa de las tandas interminables, ya que la insoportable brevedad del ser publicitario ya lleva casi 15 años de vida sin que nadie, más que el público, se inmute.

Cárteles publicitarios

Es un principio básico que el justo beneficio comercial en la TV o en toda actividad no debe de modo alguno perjudicar al público. Obligar al televidente a soportar interrupciones tan extensas atenta contra su comodidad y disfrute del contenido. Es una falta de respeto hacia quien decide sintonizar un programa.

Además, como estas tandas maratónicas alientan el zapping, lo cual es un riesgo que puede derivar en una pérdida de audiencia para cualquiera de los canales, éstos parecen actuar como un presunto cártel (convenio entre varias empresas similares para evitar la mutua competencia y regular la producción, venta y precios). De modo que lanzan los cortes todos casi en el mismo momento, con lo cual buscan evitar que el cambio de sintonía retenga audiencia de unos sobre otros.

Quizá lo que no calculan los responsables de la programación (o si lo calculan de todos modos son más las ganancias que las pérdidas inmediatas) es que muchos televidentes, cansados de tanta publicidad aglomerada, optan por pasarse al streaming o la web.

Avisos que no rinden

Tampoco estos pesados lotes de avisos brindan publicidad de calidad a las agencias y sus clientes. Porque esta modalidad de bloque masivo hace que el impacto y efectividad de cada aviso individual se diluya en el cúmulo de mensajes. Es difícil prestar atención y retener tantos anuncios uno tras otro sin que se vuelvan un ruido publicitario indiferenciado.

Dado que parecería que no existe una mínima regulación de organismos públicos ni una autorregulación de los canales que sea respetuosa del televidente, acaso ignorando que es su último y único propietario del éxito o fracaso de sus emisiones, una sensata solución sería fraccionar las tandas, intercalando varios períodos más breves de publicidad, como era décadas atrás…

En medio de la crisis de producciones y de recursos para sostenimiento de los costos de infraestructura técnica, de estudios y de personal, los canales persisten con las tandas publicitarias extensas principalmente por una cuestión económica, a pesar de su impacto negativo en la experiencia del televidente.

Un combo de ofertas para canales y agencias

Al agrupar todos los avisos en una tanda maximizan los ingresos por la venta de espacios publicitarios en los momentos de mayor rating.

También las agencias de publicidad y los propios anunciantes no eluden mantener estas tandas masivas que les garantizan una exposición concentrada de sus avisos en el primetime.

Desde el punto de vista de la negociación del precio de los segundos de televisión para publicidad, es más rentable para las agencias adquirir paquetes de espacios más grandes y en bloque, ya que así obtienen mejores tarifas al comprar por volumen en las franjas más codiciadas.

Para los canales, el beneficio está en minimizar la cantidad de tandas por hora y agruparlas en un solo bloque publicitario cada 60 minutos. Esto les permite optimizar los tiempos y recursos técnicos y operativos. Porque concentrar todos los cortes en un momento puntual simplifica los procesos de emisión y puesta al aire, y esto reduce costos.

Generada por Microsoft Designer (AI)

No se le escapa a nadie que este modelo comercial y operativo termina privilegiando las necesidades de la industria publicitaria y televisiva por sobre la calidad de la experiencia del consumidor final, que es el televidente.

Pero también es evidente que los canales están dispuestos a asumir el costo de esa insatisfacción a cambio de las ganancias por publicidad.

Lamentablemente, hasta que esta ecuación de costos y beneficios no se torne insostenible, es poco probable que las empresas mediáticas modifiquen un modelo que, si bien es impopular, les sigue resultando económicamente redituable ¿en el corto plazo?

Esta tortura para el espectador ya lleva más de una década. En el país líder del cortoplacismo empresarial de toda escala, parecería que este vicio del resultado inmediato afecta de tal modo a la publicidad televisiva que se sostiene aunque los avisos metidos en tandas promiscuas no solo perjudiquen al público sino también a los anunciantes.