Un demoledor 62.4% de votos sacó del reality a la conflictiva jugadora. El Chino logró sólo el 36.7%, un premio a su conducta mansa y empatía. Hubo incidentes y desmanes fuera del estudio
La extraordinaria nominación de Gran Hermano de anoche no solamente fue un castigo ejemplar contra Furia y sus acompañantes. También fue una fuerte advertencia de la audiencia a los responsables del reality.
El público, al tiempo que manifestó un repudio masivo a la violencia, discriminación e intolerancia de la jugadora Furia y sus acólitos, reivindicó la búsqueda de convivencia como formato esencial y legítimo del reality.
Crédito Mi Telefé/Gran Hermano (Captura de video)
El público reprobó -y doblegó desde anoche- lo que ve como una presunta manipulación grosera de la producción del reality, que desde el comienzo de esta temporada no pudo disimular ciertos favoritismos y ventajas en favor de Furia.
Este personaje a lo largo de su presencia en la casa se volvió indomable -incluso para los responsables de GH y del canal emisor- con sus actitudes coléricas y amenazantes. Pero a la vez generó mucho e imbatible rating, y éste cuantiosa pauta publicitaria que justificaron lo que la gente sospecha que fue una protección a toda costa.
Premio a la conducta
El de anoche es un resultado contundente y ejemplificador, que distingue la conducta de El Chino, con su carácter sereno pero de firmes convicciones, su actitud mansa y reflexiva, y su empatía y buenos modales.
La audiencia del programa acumuló en esta nominación más de 10 millones de mensajes en total y su decisión mayoritaria sacudió los cimientos del reality y marcó un hito en la búsqueda de una sana convivencia dentro de la casa más famosa del mundo.
La gente puso fin en una noche a meses de violencia, insultos, discriminación, homofobia y xenofobia liderados por Furia, y secundada en diferentes momentos por sus compañeros de ruta Catalina, Virginia y Emmanuel, quienes se sumaron al clima de agresiones, intrigas, discriminaciones y malos tratos a los jugadores que no pertenecían al grupo en su período dominante.
Crédito Mi Telefé/Gran Hermano (Captura de video)
Incluso anoche, durante la despedida con sus compañeros de la casa, Juliana no abandonó su comportamiento violento y agraviante.
Antes de salir de la casa , después de abrazar y susurrar algo inaudible a los oídos de Emmanuel y de Darío, sus últimos jugadores leales, se detuvo frente a los rivales del grupo “Los Bro”, El Chino, Bautista y Nicolás, y los insultó: “…son la misma mierda que siempre. Gracias por ser unos falsos fallutos”.
Triunfo pírrico para GH
Este imprevisto resultado de gran impacto en el rating fue para GH un triunfo a lo Pirro. O sea fue con más daño para la producción que para Furia. Aunque probablemente la conducción del reality y las autoridades del canal lo presenten como una muestra de transparencia y autenticidad. Pero si bien es innegable que tiene ambos atributos, éstos no son mérito de los gestores locales de la excelente propuesta televisiva de origen holandés malograda en este ciclo por el aparente manejo espurio que la gente ve como un engaño.
En realidad dos tercios de la audiencia que votó esta nominación dieron un duro golpe a quienes auspician una televisión solo mercantilista; que tolera, con protagonistas como esta jugadora, la vulneración de todos los principios básicos de la sana convivencia social, del respeto a las personas y sus derechos civiles, de la tolerancia de la diversidad étnica y de género, y de las normas elementales de educación, entre otros valores que los medios de comunicación deben proteger.
Un entretenimiento no debe tolerar la violencia
El mero entretenimiento no debe justificar y tolerar la violencia en todas sus expresiones, ni la falta de respeto y discriminación hacia las personas, sobre todo cuando los receptores de esos agravios no son actores de una obra ficcionada sino que conviven en una realidad cerrada, que los hace más vulnerables.
Sin contar la tóxica y malsana influencia de esos comportamientos en espectadores de todas edades, géneros y sectores económicos y sociales, que dan a la vez alto rating en la televisión abierta.
El público ha hablado y Gran Hermano tiene ahora la oportunidad de enmendar el rumbo hacia un ambiente más respetuoso y de convivencia sana dentro de la casa.
Sólo queda esperar que la producción escuche este claro mensaje y actúe en consecuencia de ahora en más en una selección o casting de participantes que no esté prioritariamente sesgada hacia perfiles conflictivos y bizarros con la única especulación de ganar rating, aún en desmedro del formato original.
¿Todo vale por el rating?
Consecuencia directa, o indirecta (como se quiera analizar), del ambiente violento en el ciclo actual de GH es que ocurrieron los incidentes fuera del estudio de transmisión al salir los ex jugadores opuestos a Juliana.
El presunto estímulo o permisividad de los responsables del programa y del canal emisor con el comportamiento agresivo en extremo de Furia, y el subsecuente aparente soporte a su grupo de fanáticos, dio como resultado una salida sitiada por vandalismo y riñas, con piedras, golpes, botellazos y todo tipo de insultos e incluso amenazas de muerte, daños a los vehículos de Manzana y Catalina, y exhibición de armas blancas contra ex participantes.
Tanto fue el descontrol que debió intervenir la policía ya que la seguridad privada que había sido muy reforzada no pudo contener la situación.
¿Es que un programa de entretenimientos deba ser, ya sin retorno, naturalizado como un tablón de barrabravas del fútbol?
Porque de estas secuelas violentas y condenables lo único que han manifestado el conductor del programa, los productores, y los periodistas y panelistas militantes de Furia (son igual que en la política), ha sido un fuerte abrazo anoche a la ex participante y una entrevista íntima esta noche. La cual realizará Santiago del Moro, sin panelistas ni ex jugadores en el set, en reemplazo del ¿debate? habitual.
Una oportunidad más para que la ex jugadora justifique los medios sin escrúpulos empleados para un fin que fracasó porque el público no lo soporta.
Mientras tanto, la hermana de Juliana acusa a GH del “fraude del siglo” ya que considera falseados los resultados de la votación. Sin que el acusado responda a tan grave imputación que está en el núcleo de la confianza del público hacia el programa.
Parecería que el único y precario sostén que tiene hoy todo este descontrol insensato, y el consecuente derrumbe de la imagen de GH, es la indolente reacción corporativa de los dependientes y gestores del reality, que con su indiferencia ante todo este descalabro solo confirman que no son la excepción a la regla del todo vale y está bien mientras haya rating.