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Pedazo de Atmósfera

El asombroso consumo energético de la IA es un dilema colosal para las big tech

30/06/2024

El impacto de los centros de procesamiento de la inteligencia artificial y sus consecuencias inquietantes pone a las empresas ante la urgencia del milagro de encontrar soluciones innovadoras, y de cumplir sus promesas de sostenibilidad

Quedan atrás las épocas en que el majestuoso río Columbia proporcionaba la energía hidroeléctrica que alimentaba al oeste de Estados Unidos desde la era del New Deal de Franklin D. Roosevelt.

Hoy se está gestando una revolución energética. Pero esta vez, el catalizador no es un ambicioso proyecto gubernamental, sino la insaciable demanda de energía impulsada por los centros de datos donde se procesa la inteligencia artificial (IA).

La IA está transformando el mundo a un ritmo vertiginoso, pero su crecimiento exponencial tiene un costo oculto: un consumo de energía tan voraz que está poniendo a prueba no solo las promesas de sostenibilidad de las grandes empresas tecnológicas, sino también la capacidad misma de la red eléctrica para satisfacer esta demanda sin precedentes.

Esta impactante y novedosa situación originada en el veloz desarrollo de la IA es revelada en el artículo del Washington Post “AI is exhausting the power grid. Tech firms are seeking a miracle solution”, escrito por Evan Halper y Caroline O’Donovan, el cual es la fuente de esta nota.

El Boom de los Centros de Datos

El auge de la IA está impulsando una frenética construcción de centros de datos en todo Estados Unidos.

Estos enormes almacenes de infraestructura informática, que albergan miles de servidores trabajando sin descanso, están creando una demanda explosiva de energía, agua y otros recursos críticos.

Estos números son solo la punta del iceberg.

Algunos datos reveladores

  • Un complejo de centros de datos de Meta en Iowa consume anualmente el equivalente energético de 7 millones de laptops funcionando 8 horas diarias.
  • Según la Agencia Internacional de Energía, una búsqueda impulsada por ChatGPT consume casi 10 veces la cantidad de electricidad que una búsqueda tradicional en Google.
  • En las afueras de Salt Lake City, Meta está construyendo un campus de centros de datos de $1.500 millones que consume tanta energía como puede generar un gran reactor nuclear.

Un reciente análisis de Goldman Sachs proyecta que para 2030, los centros de datos representarán el 8% del uso total de electricidad en Estados Unidos, casi triplicando su participación actual.

El Dilema de las Grandes Tecnológicas

Frente a esta realidad, las grandes empresas tecnológicas se encuentran en una encrucijada.

Por un lado, están comprometidas en una carrera global por el dominio de la IA, lo que requiere una expansión constante de su capacidad de cómputo. Por otro lado, estas mismas empresas han hecho promesas audaces sobre sostenibilidad y reducción de emisiones.

Microsoft, Google, Amazon y Meta se han propuesto eliminar por completo sus emisiones tan pronto como 2030. Sin embargo, la realidad en el terreno cuenta una historia diferente.

En varias regiones de Estados Unidos, la creciente demanda energética de los centros de datos está llevando a consecuencias inesperadas y, para muchos, alarmantes.

Sal Lake City

En zonas alrededor de esta bella ciudad del Estado de Utah hay 24 centros de datos de las empresas Flexential, EdgeConnexX, Aligned, Databank, Voonami, XMission, Cirrus, Lumen, y Consonus.
Se ha postergado el retiro de plantas de carbón por hasta una década.

Georgia

Google tiene un datacenter en la región de Atlanta desde 2003, donde invirtió $1,200 millones e instaló un sistema para usar agua 100% reciclada para enfriamiento. Los organismos reguladores han aprobado una expansión del uso de combustibles fósiles, incluida la compra de energía de Mississippi, que retrasará el cierre de una usina de carbón de medio siglo de antigüedad.

Milwaukee

En suburbios de esta ciudad al norte de Chicago, Microsoft anunció que construirá un campus de centros de datos de $3.300 millones. Por ello se retrasó el retiro de usinas de carbón. También se activaron planes para una vasta expansión de la energía de gas.

Omaha

En zonas agrícolas cercanas a esta ciudad, donde casi no se producen desastres naturales y existe una confiable red de fibra, Google y Meta erigen centros de datos. Por lo cual una planta de carbón que debía cerrarse en 2022 ahora operará al menos hasta 2026.

La Búsqueda de Soluciones Futuristas

Frente a este dilema, las grandes tecnológicas están apostando por soluciones energéticas experimentales y, en algunos casos, rozando lo fantástico.

Microsoft, por ejemplo, está invirtiendo fuertemente en tecnología de fusión nuclear.

En asociación con la startup Helion, la gigante tecnológica afirma que espera aprovechar la fusión para 2028, una afirmación que muchos expertos consideran extremadamente optimista, si no directamente irrealista.

Microsoft espera generar energía a partir de la fusión atómica y se está asociando con Helion, que está probando prototipos en su sede en Everett, Washington
Microsoft espera generar energía a partir de la fusión atómica y se está asociando con Helion, que está probando prototipos en su sede en Everett, Washington (Crédito: Chona Kasinger/The Washington Post).

Otras empresas exploran alternativas igualmente ambiciosas:

  1. Sam Altman, CEO de OpenAI y respaldado por Microsoft, está invirtiendo cientos de millones de dólares en el desarrollo de pequeños reactores nucleares que podrían construirse directamente en o cerca de los campus de centros de datos.
  2. Bill Gates, cofundador de Microsoft, es el fundador de TerraPower, una empresa que apunta a construir un reactor nuclear avanzado en una antigua mina de carbón en Wyoming.
  3. Google recientemente puso en marcha una planta de energía geotérmica futurista en el desierto del norte de Nevada, que aprovecha el calor de las profundidades de la Tierra.

Sin embargo, estas promesas futuristas contrastan fuertemente con la realidad actual.

El análisis de Goldman Sachs mencionado anteriormente prevé que la mayor parte de la nueva demanda energética de los centros de datos hasta 2030 se cubrirá con gas natural, no con estas tecnologías experimentales.

Las nuevas emisiones creadas por esta expansión serían comparables a las de poner 15,7 millones de autos a combustión interna (nafta, gasoil y otros) adicionales en las carreteras.

El Debate sobre la Compensación de Emisiones

Las empresas tecnológicas afirman compensar sus emisiones mediante la compra de energía limpia. Argumentan que cada vez que un gran centro de datos entra en funcionamiento, compran suficiente energía eólica, solar o geotérmica para cancelar sus emisiones.

Sin embargo, los críticos ven esto como un juego contable que no aborda el problema de fondo. Argumentan que las empresas están operando en la misma red eléctrica que todos los demás, mientras reclaman para sí mismas gran parte de la cantidad finita de energía verde disponible.

Tamara Kneese, directora de proyectos en la organización sin fines de lucro Data & Society, acusa a la industria tecnológica de usar “matemáticas difusas” en sus afirmaciones climáticas. “Las plantas de carbón se están revitalizando debido al boom de la IA”, dice Kneese. “Esto debería ser alarmante para cualquiera que se preocupe por el medio ambiente”.

El Impacto en las Comunidades Locales

El impacto de esta expansión de centros de datos no se limita a las cifras globales de consumo energético. También está transformando comunidades locales y economías regionales.

En el condado de Chelan, Washington, conocido por sus huertos de manzanas y su abundante energía hidroeléctrica, los planificadores del condado esperan que Helion, la startup de fusión asociada con Microsoft, pueda realmente superar las probabilidades y comenzar a enviar electricidad a la red eléctrica de la región.

Sin embargo, la opacidad rodea los detalles de estos acuerdos. Cuando se le preguntó sobre los particulares del contrato con Microsoft, David Kirtley, CEO de Helion, respondió: “Estamos más allá de los detalles de los que puedo hablar públicamente”.

El efecto de la IA en la Transición Energética

En medio de todo esto, surge un debate fundamental: ¿El desarrollo de la IA acelerará o frenará la transición hacia una energía limpia?

Los defensores argumentan que la IA ya está siendo utilizada para hacer que la red eléctrica sea más inteligente, acelerar la innovación de nuevas tecnologías nucleares y rastrear emisiones. Sostienen que avanzar en la IA ahora podría resultar más beneficioso para el medio ambiente que frenar el consumo de electricidad.

Por otro lado, los críticos advierten que la confianza en “milagros tecnológicos” puede distraer de soluciones más prácticas y urgentes para combatir el cambio climático.

“Las predicciones de fusión comercial para 2030 o 2035 son exageradas en este momento”, dice John Holdren, físico de Harvard que fue asesor científico de la Casa Blanca durante la era Obama. “Ni siquiera hemos visto aún un verdadero equilibrio energético donde la reacción de fusión genere más energía de la que se tuvo que suministrar para facilitarla”.

El Camino por Delante

Lo que está claro es que el apetito energético de la IA plantea desafíos sin precedentes para la industria tecnológica, los gobiernos y la sociedad en general.

Las grandes tecnológicas se enfrentan a una presión creciente para conciliar sus ambiciones en IA con sus compromisos de sostenibilidad. Los gobiernos y reguladores tendrán que navegar un terreno complejo, equilibrando la necesidad de innovación con la urgencia de abordar el cambio climático.

Mientras tanto, las comunidades locales se encuentran en la intersección de estos desafíos globales, lidiando con las consecuencias inmediatas de la expansión de los centros de datos en sus regiones.

A medida que avanzamos hacia un futuro impulsado por la IA, una cosa es cierta: la forma en que abordemos el desafío energético de la IA tendrá profundas implicaciones para nuestro planeta y para las generaciones futuras.

La revolución de la IA está en marcha, y su impacto se extiende mucho más allá del mundo digital. Está remodelando nuestro panorama energético, desafiando nuestras nociones de sostenibilidad y obligándonos a repensar cómo equilibramos el progreso tecnológico con la responsabilidad ambiental.

El reloj avanza, y las decisiones que tomemos hoy determinarán si la era de la IA será recordada como un triunfo de la innovación humana o como un punto de inflexión en nuestra lucha contra el cambio climático.

[Créditos: El contenido de este artículo se basa en el reportaje original “AI is exhausting the power grid. Tech firms are seeking a miracle solution“, de Evan Halper y Caroline O’Donovan, publicado el 21/6/24 en The Washington Post. Fotografías por Chona Kasinger para The Washington Post.]